La entrada se realiza a través de un camino orillado por árboles altísimos y de exuberante frondosidad; curvas caprichosas recrean una visual casi onírica que remata en el edificio principal; imponente y majestuosa construcción en estilo Tudor con revestimiento de ladrillo a la vista, aditivos normandos en las cubiertas y detalles neogóticos en las puertas y en las arcadas ojivales. La vista se completa con los largos faldones de tejas planas, de color terracota, enriquecidos con múltiples chimeneas y con una torre casi solitaria.

En el interior, los diferentes salones se suceden entrelazados por arcadas, recreando un clima casi medieval. Dos escaleras de mármol llevan al piso superior, el cual cuenta con una decena de habitaciones; desde cada una de ellas, las vistas al exterior son incomparables.

Vicente Pereda, adquirió las tierras en los últimos años del siglo XIX con fines agropecuarios. Al poco tiempo, era ya el primer centro de reunión de cabañeros, antecedente de la Sociedad Rural Argentina.

En 1919, su hijo Celedonio construyó la casa actual como residencia de verano con planos del célebre arquitecto Alejandro Bustillo, el cual respetó la usanza de la aristocracia porteña, empeñada en levantar sus villas extramuros en estilos pintorescos.

Como corolario de la majestuosa arquitectura del Hotel, se despliegan 65 hectáreas de parque diseñadas por el notorio paisajista Benito Carrasco, discípulo del reconocido Charles Thays. La exquisita combinación de altos volúmenes boscosos, unida al intenso colorido de la fronda – cambiante a lo largo de las estaciones – conforma un patrimonio paisajístico de primer orden, que ronda ya los cien años de antigüedad, y que se constituye en una muestra excepcional para los visitantes.

La estancia se ofrece como un lugar paradisíaco, amable y bucólico, hospitalario y absolutamente adecuado para quienes aman la naturaleza y la belleza que se entrega sin egoísmos… Conserva, aún hoy, las características que la convirtieron protagonista en su época, continúa siendo un lugar especial, diferente... con todo el charme y las comodidades necesarias para ser un hotel de lujo.

El Hotel conjuga el confort y la excelencia de su servicio con la espontaneidad y encanto de la  tradicional  estancia. Ubicado en el casco histórico, cuenta con 11 suites de lujo, restaurante gourmet, bar de honor, cava de vinos, salón para eventos y una gran sala de habanos y billar. 

El acceso al parque es a través de galerías y terrazas que unen el Hotel con 65  impactantes hectáreas de exquisito diseño paisajístico. 

Entre las facilidades que brinda la estancia se pueden mencionar actividades recreativas como cabalgatas, paseos en carruaje y en bicicletas por el inmenso parque.

Para los entusiastas del deporte, cuenta con canchas de tenis, fútbol, polo, voley y una piscina externa.

Para los que buscan el calor de la casa, ofrece una sala con juegos de mesa, una selección especial de películas y conciertos, y un salón donde podrá fumar habanos y jugar al billar.

El visitante podrá disfrutar también de una degustación de vino en la maravillosa cava o bien de actividades deportivas como clases y exhibiciones de Polo. También se ofrecen actividades deportivas y de relajación al aire libre (Pilates, Shiatsu, Reiki, gimnasia aeróbica y localizada). Estos últimos servicios son a pedido y presentan cargo adicional.

Para eventos la estancia cuenta con un salón privado donde se pueden organizar reuniones de trabajo, capacitaciones, etc. El salón está equipado con: proyector multimedia, rotafolio, pantalla, fax, video, conexión de banda ancha y Wi-Fi (no incluye equipos de audio). Se ofrece servicio de cafetería constante durante el evento.

En el colorido parque de esta Estancia se podrán organizar también casamientos y otros encuentros sociales.